
Si yo tuviera una casa (vivo en departamento) y tuviera un filón de oro en mi jardín. Invitaría a todos los de la gran aldea a querer compartir aquel botín. Conocería sus propuestas y pediría irrestrictas condiciones para que mi casa y sus habitantes prevalecieran, además de entregar utilidades satisfactorias a quien ha querido, conmigo, trabajar el tesoro.
Ahora, si veo como los aldeanos quieren convertirse en dueños sin ser inquilinos, tengo que decirle a mis hijos que tienen la misión de luchar por mantenerse dentro de su casa y mantener a los aldeanos fuera de ella con sus manos alejadas del jardín.
Fijate.cl
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