La gran estructuración de éste circo “politosfero” no es apto para una amplia gama de personas que están tanto inmersas en sus desventuras, como en sus éxitos. Los medios hacen su contribución y uno en particular se encargó de hacer el trabajo sucio.
Nuestro senador insigne (F.F.) indicó, con la elocuencia que lo caracteriza, su proceder y, en esto, se impusieron cuotas de chantaje y sacrificio.
No nos queríamos involucrar con el campo minado que significó el proyecto Transantiago y los destapes que se sucedieron, como consecuencia de estrategias que todavía no logramos aprehender y tácticas que rayan en la dicotomía; no obstante, sirven para el propósito último.
Pasarán años antes de que un grupo de profesionales de las comunicaciones pueda dar un testimonio concreto y fiel de lo que fue ésta trama del revolucionario cambio del transporte público de la capital, y los ribetes que conllevó estar en uno y otro bando de esta sátira política que, sin lugar a dudas, hasta los medios están en sintonía para hacer un trabajo de manipulación del pueblo de Chile, más incauta población.
Esperamos que en ese ambiente tan alocado (Politosfera) él cual se concita con empresas, artistas, medios y poderes de facto; conduzcan a éste país por la senda del desarrollo y el progreso mancomunados –tarea muy difícil-. Todos los que esperamos tener una oportunidad y trabajamos, lateralmente, por el bienestar de amplias mayorías avocadas al trabajo, la investigación y el debate queremos que Chile se le reconozca su autonomía.
Si en El Imperio existe Noam Chomsky, ¿cómo no han de surgir nuestros homólogos criollos al lingüista norteamericano?
Fijate.cl
Equipo La Prensa.
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