martes, enero 02, 2007

2007 sin Saddam y con los hechos a la vista

Hussein tenía la capacidad de creerse un dios y erigió estatuas para perpetuar su imagen. Tomó sus acciones como dirigidas por la divinidad y arrasó con sus enemigos. Como cual judas -siempre se ha querido hacer ver así- traicionó a sus maestros acá en la Tierra y terminó ahorcado.

¿Quién le realizará una opinión positiva?

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