Nos imaginamos que nuestra raza hubiera prevalecido, avanzado en el tiempo y contribuído al desarrollo de ésta tierra -es bien sabido que los originarios manipularon el cobre-. Entonces, con el transcurrir del tiempo, imaginandonos que los primigenios de Chile tuvieran el control del metal rojo, el talado de los bosques, el gas en el sur, los peces en las costas y ultramar; suponiendo, por último, que la fuerza energética eléctrica abasteciera todo el consumo de ésta nación, ya estaríamos en otro estadio, siendo los portentosos del fin del mundo.
Sin embargo, la codicia de los grupos hace que todo ello no ocurra. Los grupos sociales se distancian y la sociedad planetaria se divide sin solución alguna. En todo caso, espero que a Chile no le ocurra lo que le sucede a Afganistán, ya que pienso en los Talibanes y los comparo con los primigenios de ésta tierra: Hubieramos dado la pelea hasta no quedar ni uno.
domingo, agosto 20, 2006
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